(Profesor y Diácono Permanente Omar Héctor Zenoff)
En primer término debemos dar gracias a Dios por estar en Las Breñas y tener el privilegio de vivir su centenario, teniendo en cuenta que muchos pudimos disfrutar del cincuentenario de 1971 como un acontecimiento comunitario inolvidable. Se dice que celebrar el triunfo de cualquier batalla es un recordatorio importante, pero festejar el nacimiento de un pueblo es diez veces más trascendente porque significa celebrar el alumbramiento de una comunidad que multiplica la vida, resultando fácil establecer esta ecuación de lo que significa el crecimiento de nuestra población desde 1921 con cien familias hasta alcanzar más de treinta mil almas transcurridos cien años.
Para una población y su zona de influencia, cumplir el centenario significa alcanzar la madurez comunitaria a través de un tiempo suficiente para evaluar todo el acontecer, mediante: 1º) Una valoración histórica de los distintos hechos que jalonan la evolución, lo que significa saber dar la debida importancia a los múltiples acontecimientos comunitarios, productivos, institucionales, educativos, culturales, deportivos y políticos, ubicándolos en su justa dimensión como la mejor referencia objetiva. 2º) La consideración del paisaje y entorno natural, base del desarrollo productivo y del atractivo propio de cada lugar, teniendo en cuenta que Las Breñas está lejos del mar, de las montañas y de los ríos, pero rodeada por una gran planicie boscosa con sus pampas y montes, sustento de su gran riqueza más sus habitantes que la hacen posible. 3º) El factor humano, fundamental y preponderante para el desarrollo de una comunidad, enriquecido en el caso de Las Breñas por contar con las corrientes inmigratorias y la presencia de representantes de veintisiete nacionalidades dando lugar al crisol de razas, no solo como un fenómeno de transculturación sino de diversidad poblacional con el sello inconfundible que caracteriza a la comunidad más cosmopolita de la República Argentina, con la particularidad distintiva no muchas veces valorada en su justa medida providencial, no exenta de una problemática natural resultado del origen ancestral de su procedencia desde el viejo mundo.
Ese mismo elemento humano proveniente de los pueblos originarios, los primeros dueños de nuestras tierras y montes; de los criollos arrieros venidos desde Santiago del Estero; de los primeros hacheros y cosecheros correntinos; de los españoles e italianos provenientes de Santa Fe como protagonistas de la endoinmigración; de los otros gringos arribados directamente desde Europa, surgió el hombre breñense considerado la punta de riel o la primera reja clavada en la tierra, generando el devenir de emprendimientos en todos los estamentos para consolidar una ciudad digna de vivirse.
Las Breñas es fruto de ese esfuerzo, todo lo que existe en ella tiene su comienzo en la iniciativa mancomunada para dotar a su comunidad de lo necesario y suficiente con proyección de futuro. A partir de la construcción del ferrocarril, el jalonamiento del kilómetros 725 como identificación primigenia del Ramal C3 y la imposición del nombre Las Breñas, se sucedió un devenir de progreso y crecimiento con la creación de la Escuela Primaria Nº 77, el decreto presidencial de Hipólito Yrigoyen con la creación de las colonias General Necochea y Juan Larrea más la reserva para el pueblo desde donde debemos considerar los primeros en llegar e iniciar una actividad: Candelario y José Figueroa, exploradores, guías y comerciantes ambulantes circunstanciales; Isidoro Verón, arriero; Enrique Freidenreij, primer inmigrante y almacenero; Anastasio López, boticario; Fanny Lipchak la primera maestra vocacional; Rosa Agoni de Sequenzia y Eduardo Fritz, seglares que transmitieron la fe; los sacerdotes Juan Holzer y
Wenceslao Espinosa, primeros celebrantes de la misa, y así se podría continuar incluyendo a los que tomaron los testimonios y siguieron avanzando hacia la meta con no pocos inconvenientes y vicisitudes que superar.
En este mismo marco es fundamental: 4º) El análisis de las circunstancias que rodearon y condicionaron los distintos hechos y de él surgen las mejores enseñanzas para repetir logros, evitar equivocaciones, reconociendo los propios errores como los aciertos que incidieron en la coronación o fracaso de un proyecto. Para esto debemos considerar a Las Breñas realizada; Las Breñas postergada y Las Breñas frustrada, entendiendo por postergación aquellas causas internas que atentaron contra el éxito de la empresa al responder a intereses, personales, políticos partidarios, sectoriales y corporativos mediante actitudes de oposición sin mayores fundamentos.
Representan a Las Breñas realizada todas las grandes obras que jalonan la historia local: la Escuela 77; la Estación Experimental Algodonera (INTA); la Comisión de Fomento convertida luego en Municipalidad; la Cooperativa Agrícola; la Sala de Primeros Auxilios y Hospital; el Club Huracán; el Social; el Consorcio Caminero; la instalación de las desmotadoras de algodón; la Escuela Normal Mixta Provincial Nº 1; la Escuela de Comercio Nº 5; la Escuela Provincial de Educación Técnica Nº 5; el Instituto de Formación Docente; las bibliotecas, los comercios; el desfile de carrozas estudiantiles; la Fiesta Provincial del Inmigrante; la Asociación Civil Centro de Residentes Breñenses en Resistencia y muchas más.
Una larga lista ilustraría también a Las Breñas postergada: la pérdida de la Escuela Hogar Rural en la década de 1940 por no acordar si se la instalaba en la zona rural o urbana; el edificio propio de la Escuela 77 incluido en Plan Quinquenal de 1948 que no se construyó por no contar con el terreno apropiado; la extinción del Aéro Club Las Breñas, perdiendo hasta su propiedad con la pista de aterrizaje al desaparecer la institución para terminar enajenada por prescripción veinteañal; la malograda Extensión Áulica de la UNNE en Las Breñas para la carrera de ingeniería agronómica, modalidad que tuvo después plena realización en comunidades vecinas.
La frustración responde a factores exógenos y decisiones fuera del alcance de la comunidad; ejemplos: la pérdida de la sucursal del Banco de la Nación en 1933; del avión Cessna 182 en la década de 1960 incautado por el Gobierno de la Provincia al no contar con una aeronave oficial de uso exclusivo; de los juzgados de instrucción y correccional en la década de 1970 trasladados a Charata; la supresión de la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 1 al unificarse con la Epet Nº 5 en 1979.
Las circunstancias adversas fortalecieron la resistencia de la comunidad ante la adversidad: las mangas de langostas en las décadas de 1920 y 1930; el Plan de Defensa Antiaérea como prevención durante la Segunda Guerra Mundial; la campaña para los damnificados por el terremoto de San Juan en 1944; la epidemia de Poliomielitis en 1956 con la vacunación masiva para todos los niños; las campañas de oscurecimiento en 1978 por el conflicto con Chile; las sequías, inundaciones hasta la actual pandemia del Covid 19.
Este esquema situacional nos permite en el centenario de Las Breñas considerar: 5º) La evaluación de resultados, incluyendo en ella a las etapas organizativas administrativas, jurisdiccionales, gubernamentales y políticas del Chaco y de nuestro pueblo: etapa territoriana, provincial, gobiernos democráticos y de facto, con el afán de rescatar todo lo positivo y fundamentalmente aquello que coadyuva al progreso y modernización de la ciudad, entendiendo que la modernización no es una palabra neutral sino que implica la transformación política y social que da sentido al desarrollo económico incluyendo la educación y cultura, dos indiscutidas fortalezas de Las Breñas.
Todo esto ha sido posible y lo continuará siendo mientras los cinco aspectos apuntados se fundamenten en las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad. Fe en un Dios Padre Creador; en un Dios Hijo Jesús Salvador y en un Dios Espíritu Santo Santificador. Esperanza en que todo tiempo por venir será mejor y nosotros seremos mejores, y Caridad como la mejor manera de convivencia y empatía con el otro, la única manera de mancomunión para
cualquier proyecto o emprendimiento comunitario. Valga en esta consideración lo que nos atañe a cada uno y nos compromete como breñenses, y es lo que sostiene San Agustín: “Siempre nos quejamos de los tiempos que no son los mejores, seamos nosotros mejores y los tiempos mejorarán. Nosotros somos el tiempo”. El centenario de Las Breñas somos nosotros y los seremos también del sesquicentenario en 2071 y del bicentenario en 2121. Todo radica en nosotros y en la lectura apropiada de los signos de los tiempos.